¡Hola a todos!
Uno de los momentos más temidos por las mujeres es aquel en el que, de casualidad, ya sea en la ducha, o al vestirte… encuentras un bulto mamario que antes no estaba allí; o, al menos, tú no te habías dado cuenta de que estuviera… ¡Madre mía! ¿Qué hago ahora?
Lo primero, mantén la calma. Es verdad que la única forma de salir de dudas acerca de la malignidad o benignidad de un bulto en la mama es consultar con un ginecólogo o ginecóloga, para que te realice una exploración y, si lo cree conveniente, una prueba de imagen mamaria.
Pero antes, te voy a explicar algunas ideas básicas para recomendarte cómo actuar:
- Lo ideal sería esperar unos días para observar el comportamiento del nódulo, identificando si: presenta cambios en el tamaño, es o no doloroso, va acompañado de otros síntomas… ya que todo eso le dará mucha información a tu especialista en ginecología.
- Los bultos móviles que, al palparlos, parece que se escurren entre los dedos, orientan normalmente a un proceso benigno.
- Los bultos que hayan aparecido de forma súbita en relación a la menstruación, y que tienden disminuir de tamaño o desaparecer tras la misma, también suelen tratarse de casos benignos.
- Los bultos mamarios dolorosos, y que además vengan acompañados de aumento del calor local, piel rojiza e incluso fiebre, orientan a un proceso inflamatorio de la mama, y ahí sí que debes consultar a tu ginecólogo tan pronto como puedas porque es posible que necesites un tratamiento antibiótico.
Así, mientras esperas tu cita con el ginecólogo o ginecóloga para que evalúe tu bulto mamario, puedes ir observando todo lo que te he indicado.
Ya en la consulta de ginecología, realizaremos, en primer lugar, la anamnesis, es decir, preguntarte por tus síntomas para que nos los cuentes en detalle, preguntándote también por el resto de tus antecedentes personales y familiares. Continuaremos con la exploración física; con la inspección (que consiste en mirar, para detectar cambios en la piel mamaria y en el complejo areola-pezón) y con la palpación de ambas mamas y de los huecos axilares, en busca de hallazgos de sospecha, como nódulos, protuberancias del tejido mamario, secreción mamaria a través del pezón o ganglios axilares inflamados.
En relación a la naturaleza de los bultos mamarios, tenemos tres opciones:
- Que no exista nódulo, sino una protuberancia del propio tejido mamario.
- Que se trate de un bulto de contenido líquido, llamado quiste.
- Que se trate de nódulo sólido o tumor (que, a su vez, puede ser benigno o maligno).
Muchas veces, sólo con la exploración, los profesionales podemos saber si lo que tenemos delante es un nódulo sólido o líquido, o una protuberancia del tejido mamario, pero otras veces, tenemos que recurrir a una prueba de imagen: una ecografía mamaria o una mamografía.
La glándula mamaria está compuesta de tejido glandular, que es el que produce la leche cuando estamos dando de mamar, y por el tejido de sostén fibroso. A menudo, los nódulos que nos palpamos no son más que prolongaciones o protuberancias de ese tejido glandular, que en los días previos a la menstruación, por efecto de las hormonas, se inflama, cargándose de líquido y haciendo que haya resaltes en la mama, muchas veces dolorosos, y que, tras finalizar la menstruación, generalmente desaparecen. Por eso, en esta situación, cuando realizamos una ecografía o una mamografía, no encontraremos ningún hallazgo en esa zona.
Los bultos mamarios líquidos son los llamados quistes mamarios, es decir, encapsulamientos de líquido en el tejido mamario, con forma redondeada, y que característicamente suelen aparecer “de golpe”, desapareciendo de la misma manera, al mismo tiempo que la menstruación. Son también de origen hormonal, y no revisten mayor importancia, por lo que no requieren seguimiento: son siempre benignos.
Es verdad que hay mujeres que tienen tendencia a tener numerosos quistes, y a veces de gran tamaño, siendo en este caso dolorosos por la distensión del tejido. Cuando esto pasa, se puede realizar una punción guiada por ecografía para vaciarlos y aliviar los síntomas, pero siguen sin revestir malignidad.
Finalmente, también podremos encontrar bultos sólidos, llamados nódulos o tumores, que a su vez, pueden ser benignos, como los comunes fibroadenomas, o malignos: el cáncer de mama.
En el caso de los nódulos sólidos, aunque por la exploración, el ginecólogo o ginecóloga tendrá bastante información, necesitaremos pruebas de imagen de la mama para estudiar el nódulo y ver todas sus características, de forma que, así, podamos orientar nuestro diagnóstico hacia benignidad o a malignidad. En función de lo que hayamos encontrado, será necesario analizar el nódulo a través de una biopsia, tema que desarrollaré en un futuro post.
En resumen: no todos los bultos mamarios son cáncer de mama. De hecho ¡la gran mayoría de ellos no lo son! Así que si te encuentras un bulto en el pecho, pide una cita con tu especialista en ginecología para salir de dudas.
¡Hasta pronto!
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